Prólogo de Guillermo García Cedrón

A Fran Picón le conocí recientemente. No así a sus padres, con los que hace cuatro o cinco años mantengo amistad y que fueron quienes me pidieron que aportara mis modestos conocimientos literarios en apoyo de la obra de su hijo, cuyo contenido me ha deleitado al entregarme aquéllos algunos de sus poemas bajo el seudónimo de «Fran Loreaján». Al reducirse mi relación con el autor a unos pocos meses, estimo que el análisis que haga de sus escritos en verso será ecuánime -por lo menos, así lo pienso- y no será fruto de una pasión amigable; espero, por ello, que mi juicio esté avalado por la objetividad.

Leyendo a fondo el contenido de este libro, las poesías de Picón son de línea moderna, con un fondo desgarrado, y en las que se palpa el sentimiento del poeta. El amor está siempre presente en sus estrofas: la inclinación amorosa hacia la persona amada, el recuerdo gratísimo de los dulces momentos pasados en su compañía, su felicidad actual…

Como padre, no podía faltas el cariño a sus hijos; el deseo de tenerlos siempre a su lado. Los sentidos poemas dedicados a sus padres, Francisco y Antonia, revelan el amor hacia ellos y el orgullo de que fueran quienes le trajeran al mundo. Tampoco falta el recuerdo a los amigos perdidos.

Todos los amantes de este arte sabemos que el escribir poesía es estar en una especie de gracia sobrenatural, puesto que lo que siente el autor surge de su interior, de su espíritu. Le da forma y lo comunica a los demás. Por eso, a mi modo de ver, no se debe criticar positiva o negativamente la obra de un poeta: si la idea sale del corazón, la poesía es siempre bella porque los sentimientos van avalados por la bondad.

En el caso de Fran Picón la obra que presenta, y que tengo el gusto de prologar, se ciñe en todo a lo dicho anteriormente. Él querría que las cosas se desarrollasen de acuerdo a lo que le dicta su corazón. Los afectos, el cariño, el respeto, su forma de vivir -incluso, ese desgarro en su exposición- son recogidos en su mente para elaborar esas bellas poesías que transmite a los demás.

Creo que el lector no se sentirá defraudado al conocerlas. A mí, desde luego, me han encantado. Deseo a Fran Picón que tenga un buen éxito en esta su primera publicación y espero que continúe por ese camino tan bonito del verso para satisfacción personal y deleite de sus lectores.