Vestigios de lo que hemos sido

Reseña de Alambique de vestigios. Firma: Francisco Cenamor

Vestigios de lo que hemos sido. Eso somos. Los vestigios de Fran Picón son los de cualquier otro hombre. Es virtud de la poesía el tratar de convertir el yo poético en yo universal.

El alambique de nuestras propias vidas va, poco a poco, gota a gota, componiéndonos, recomponiendo los vestigios que somos. Precisamente, es el calor del alambique lo que encontramos en los poemas de nuestro querido amigo Fran Picón.

Poco a poco, han ido calando en él las gotas poéticas que sus diferentes lecturas le han ido dejando. Alguna muestra de esas lecturas encontraremos encabezando el libro. En su vital ebullición, se han mezclado esas lecturas con sus experiencias personales y su ya dilatado bagaje poético, hasta darnos como resultado del proceso Alambique de vestigios, un poemario donde sigue hablándonos (y hablándose, pues no debemos olvidar que la suya es una poesía autoconversacional) de los temas centrales de su poesía: la amistad, el amor, la a veces insatisfactoria experiencia del vivir, el trascurso del tiempo, la pérdida de ilusiones, el acomodo y la utopía.

Es un poeta en camino, que intuye que en su camino debe aprender a poetizar cada vez con más criterio. Por eso es importante tener en cuenta sus otros poemarios a la hora de juzgar técnicamente este, y ver, mediante la lectura en perspectiva, como ha ido avanzando en ese aprendizaje por el que ha apostado irrevocablemente.

Y conociéndole, uno sabe que no se conformará, que seguirá leyendo y componiendo poemas cada vez más depurados, más precisos. Como un alambique que no dejase de hervir, Fran Picón no se conformará nunca y seguirá con paso firme en la senda de esos poetas a los que merece la pena leer.